miércoles, 29 de octubre de 2008

Ficha IV Lírico narrativo

FICHA NRO 4
APORTES PARA LA LECTURA DE “EL GAUCHO MARTÍN FIERRO” Y “LA VUELTA DE MARTÍN FIERRO”


LITERATURA GAUCHESCA Y LITERATURA GAUCHA
La literatura hispanoamericana del siglo XIX tiene dos fuertes polarizaciones: de una parte, la atracción de los grandes modelos europeos; de otra, la pasión nacionalista, la búsqueda de lo autóctono.
En nacionalismo producirá notables resultados en lo literario, ninguno tan singular como el representado por la poesía gauchesca, cuyo hito fundamental es el poema narrativo “El gaucho Martín Fierro” de José Hernández.
El vocablo quechua guacho (huérfano, abandonado) es el antecedente inmediato de la palabra gaucho. El gaucho es un tipo humano producto originariamente del mestizaje, pero que, a la larga, es más que nada el resultado de un ambiente, de un medio físico y de una forma de vida que fueron definiendo al gaucho como un altivo pastor-jinete, amante de la vida libre, de la guitarra y de las coplas, extraordinariamente hábil en sus movimientos por la pampa, noble de carácter pero obligado no pocas veces a convertirse en un fugitivo de la justicia. El gaucho aparece a fines del siglo XVIII y va desapareciendo a fines del siglo XIX. Habitó los territorios de la Cuenca del Plata: la Banda Oriental, la Provincia de Buenos Aires y todo el territorio que se extiende hasta Río Negro, la Mesopotamia argentina y el estado de Rio Grande do Sul.
Mientras que la poesía gaucha es anónima y tradicional, la poesía gauchesca es elaborado por hombres de origen culto, citadino que toman como tema lo popular y rural y lo poetizan.
La obra de José Hernández (1834-1886) pertenece a la literatura gauchesca. Algunos autores que incursionaron en el tema gaucho fueron:
Sobresalen entre ellos Bartolomé Hidalgo (1788-1823), Hilario Ascasubi (1807-1875) y Estanislao del Campo (1834-1880), antecesores de Hernández.

ARGUMENTO
EL GAUCHO MARTÍN FIERRO (1872)
El poema es la autobiografía de Fierro, su canto es su vida. Por eso cuando al final lo vemos romper su guitarra el poema cesa y la voz calla.
En la primera parte, (“El gaucho Martín Fierro”) el protagonista es un gaucho sencillo y maltratado que narra sus desventuras, que comienzan cuando es arrancado de su modesto hogar para ser llevado como soldado a un fortín de “la frontera”, es decir, el límite del territorio cristiano frente a las vastas extensiones dominadas por los indios. Allí vive miserablemente, sometido a una brutal disciplina y a un régimen de vida totalmente injusto, haciendo frente a los ataques de los “salvajes”.
Un día decide escapar, regresa a lo que fue su morada y encuentra sólo “la tapera”, la choza destruida, sin rastro de su mujer e hijos. Solitario y desesperado, Fierro se convierte en un gaucho “matrero”, mata a dos hombres, un “moreno” y un gaucho “guapo”, y debe seguir huyendo. Cuando, acorralado, va a ser detenido por la justicia, uno de los que se le enfrentan, el sargento Cruz, impresionado por su valor, se pasa inesperadamente a su lado. Con él se deshace de los restantes atacantes y, tras conocer las circunstancias también penosas de la vida de su nuevo camarada, Fierro le insta a que ambos se trasladen a territorio indio donde confía que hallarán refugio. Con el cruce de la frontera termina esta primera parte.
Valoración: La historia que presenta el relato es trágica: la de un hombre básicamente bueno y honrado al que la mala fortuna y las instituciones sociales convierten en un verdadero paria. El tono de protesta y reivindicación social es visible a todo lo largo del poema que concluye con un supremo gesto de rechazo por parte del héroe: renuncia a toda expectativa de asimilación a la sociedad establecida y se marcha a vivir con los indios, que son sus enemigos y a quien considera gente primitiva, es decir con un gesto de desesperación, el destino del salvaje, quizá porque el hombre de la ciudad los desprecia a ambos. La tesis del poema es subversiva y la más dura condena de la discriminación que los gauchos sufrían entonces. Debió sonar como un timbre de alarma en la conciencia de los lectores de la época que quizá no habían pensado bien en el desgarramiento humano y social que el progreso implicaba.
LA VUELTA DE MARTÍN FIERRO (1879)
La Vuelta nos informa de lo penosa que resultó la estadía de Fierro y Cruz en las “tolderías” de los salvajes durante dos largos años. Cruz muere víctima de la peste que asoló el poblado y Fierro, después de matar a un indio para defender a una cristiana prisionera, huye con ella hacia las tierras civilizadas. Allí logrará encontrar a dos de sus hijos y al hijo del sargento Cruz, Picardía. Todos relatan sus propias historias, cuajadas también de dificultades y desventuras. Entre los personajes introducidos con este motivo se destaca el viejo Viscacha, ocasional tutor del hijo segundo. Fierro entabla, por otra parte, una payada con el Moreno, curioso personaje que entre en escena cuando los retablos de los muchachos han concluido. Terminado el lance poético con la victoria del gaucho, Fierro, sus hijos y Picardía resuelven separarse, y así lo hacen después que aquél les aleccione con sabios consejos. Concluye de este modo el poema.
Valoración: En la segunda parte “La vuelta de Martín Fierro” los episodios, personajes y ambientes son más nutridos y complejos. Puede decirse que la diferencia entre una y otra responden en un cambio del grado de la protesta social que el autor quiere representar: menos radical en su rechazo a los valores civilizatorios europeizantes. En el protagonista hay un esfuerzo de adaptación a la realidad social (hijos, indios) y una aceptación resignada de las reglas que rigen. El Fierro de la vuelta es un gaucho reflexivo que ha aprendido de sus experiencias y que quiere compartir esas lecciones con otros: un ser que puede y quiere vivir en sociedad.

MÉTRICA

La sextilla es la estrofa fundamentalmente empleada en el poema. Sus versos son octosílabos y se respeta una rima consonante distribuida de forma abbccb.
ESPACIO
El ámbito en que se desarrolla la “historia” del Martín Fierro es bastante indiferenciado, es simplemente la pampa, esa inmensa región natural cuyos límites resulta ocioso tratar de precisar. Toda la acción ocurre a campo abierto.
Tres son los nombres concretos de lugares citados; Ayacucho (I., 363); Palermo (I., 412); y Santa Fe (V., 2982).
Dentro de lo indeterminado se puede añadir referencia a lugares como “la sierra” “esta tierra”, “las pulperías”, “un baile por allí”, “el desierto”, “unos toldos salvajes”, etc.
El paisaje es casi siempre complementario de la acción, siempre subjetivo, frecuentemente íntimo.La flora está bien definida: trebolares, pajonales, pastos, cardales, flores, árboles considerados en general y raramente en forma específica (el ombú, el álamo).
TIEMPO Y PERSPECTIVA
Los datos que permiten situar la acción del Martín Fierro en una época histórica determinada son suficientes para delimitarla entre 1868, comienzo de la presidencia de Sarmiento, y 1878, dos años antes de finalizar la de Avellaneda.
Junto al tiempo que corresponde al desarrollo de la acción hay otro distinto, un presente en el que está instalado Martín Fierro como relator del poema, un presente muy consistente, por así decirlo, en el que se refuerza la personalidad del gaucho con independencia de la que muestra en la historia narrada.
Un elemento fundamental que explica el funcionamiento del poema es la perspectiva que mantiene con el lector, donde todo se actualiza. El tiempo de la evocación, la emisión y la recepción coinciden sin fisuras. Se da un círculo íntimo donde todos participamos por igual. El tono predominante es el elegíaco. Se intercambia un tono narrativo con largas instancias reflexivas y retrospectivas, así como escenas festivas que demuestran su sentido de humor y su ingenio
MARTÍN FIERRO

La característica que se destaca con mayor relieve es su condición de cantor. Cantar es su vocación y su destino irrenunciables. Está clara en el poema desde la estrofa inicial la idea de la poesía, la canción, como liberación y como catarsis:
“Que el hombre que los desvela/una pena estraordinaria,/como la ave solitaria,/con el cantar se consuela.
De nada se enorgullecerá tanto como de su destreza para elaborar este canto “El cantar mi gloria labra”; también es su evasión, su vehículo para comunicarse con el mundo exterior. Claro que también cantará en soledad “ave solitaria”.
En el poema aparece el orgullo de Fierro por su habilidad ya que declara haber recibido “con el agua del bautismo/ la facultá para el canto” (V., 24).
El gaucho expone su necesidad de cantar “opinando”, o, como dice en otro lugar, “en cosas de jundamento (V., 4768).
Este personaje acosado por la desdicha y fracasado en todo, obtendrá su único triunfo cuando se enfrente a un contrario; no con las pobres armas habituales con las que vencer es seguir hundiéndose, sino con el arma de su canto, en la payada con el Moreno.
Fierro también es un hombre bravo:“En el peligro, ¡qué Cristo!/el corazón se me ensancha (I.,73) Son frecuentes sus enfrentamientos violentos a lo largo del poema.
Es un hombre de religiosidad primitiva, pero honda, no pierde ocasión de acudir a los poderes celestiales en cualquier trance difícil, desde el momento en que al iniciar su relato, solicita la intervención de los “santos milagrosos” (1.,13). Muchas veces se encomienda: a Dios, Cristo, Jesús, a la Virgen. Solicita la protección divina para su mujer, reza un “Bendito” por el alma de los policías de los que se ha desembarazado, se persigna después de haber vencido al indio y da gracias a su santo, en el episodio de la cautiva. Su familiaridad con lo religioso se muestra asimismo en la facilidad con que en algunas ocasiones echa mano a elementos de esta naturaleza para subrayar una idea: Nos tenía apuntaos a todos/con más cuenta que un rosario”, y para mostrar la brutalidad de los indios que son capaces de escupir un crucifijo.
Se observa su respeto e identificación con los lazos familiares. desde el principio ya que se muestra como un hombre “que padre y marido ha sido/ empeñoso y diligente”(I.,111). Sus grandes bienes han sido “hijos, hacienda y mujer” y a ésta y aquellos evocará en momentos penosos como la muerte de Cruz. Finalmente, piénsese en el peso que en el poema tienen los consejos que ofrece a sus reencontrados hijos.
La amistad es otro de los grandes valores en el código ético del gaucho. Este sentimiento se representa en la relación que establece con Cruz, cuya muerte será para él motivo de honda desolación. Junto a su tumba asocia el recuerdo del amigo muerto al de su mujer e hijos.
El personaje también se define como un hombre inteligente: “Soy medio despierto” (I.,798). “Nunca jui guacho dormido” (I.,967), domina, por supuesto, lo que es específico de su oficio: “El guacho tiene su cencia” (I.,1462); “Aquí no valen dotores, / sólo vale la experiencia”. Dará, sobre todo, pruebas de su conocimiento de los quehaceres del gaucho en el canto primero de la segunda parte.
Moderando su bravura, se da en él, de un modo natural también, la resignación ante lo irremediable. Y más aún, Fierro se declara pacífico por naturaleza – aunque la vida le arrastre a no actuar como tal. “Soy manso” (I., 316).
Por todo lo antedicho, Fierro no es un personaje ideal, sino que sus nobles o elevadas cualidades se ven interferidas por otras que lo hacen descender en mayor o menor grado de esa idealidad.
Fierro es amigo de diversiones, lo cual es normal; menos justificable es su afición a la bebida, que él trata de explicar en cuanto estimula su canto (“pues cuando puntiao me encuentro / me salen coplas de adentro / como agua de la virtiente” (I., 304), le sirve para cobrar fuerzas ante el peligro (I.,1494), para reaccionar tras la pelea (I.,1657), etc.
Es bajo los efectos del licor como provoca y mata a un negro tras haber huido del fortín (I., 1146). Puede entenderse la muerte del gaucho “guapo” por el facón de Fierro (I., VIII), pero en cualquier caso queda claro que éste no es un filántropo. En cuanto a otros hechos de sangre es preciso pensar que no dejaban ni un resquicio para otra solución. Igualmente comprenderemos las razones que le llevaron a jurar ser “más malo que una fiera” (I., 1014) y a ser “cruel con los crueles” (I., 2153). Otro defecto que rebaja su figura es su inaceptable sentimiento de superioridad ante los individuos de color, que delata un inequívoco racismo por su parte. Es un prototipo que bien puede encarnar a todos los que sufren injusticia y persecución . Sin embargo no se nos presenta como un ser inocente y sin aspectos condenables: es héroe contradictorio y caído. Como lo demuestra el asesinato del negro que prueba su violencia, su desdén por los negros y su ánimo pendenciero. Su racismo se extiende también al indio y al gringo y su código viril considera a la mujer algo accesorio: guardiana del hogar o presa disponible

CRUZ


Su nombre es altamente simbólico ya que implica encrucijada y unión. Asimismo recuerda al símbolo cristiano de agonía y sufrimiento, la señal para espantar al demonio o una de las caras del destino. También la forma de firmar de los analfabetos.
Al narrar sus peripecias se convierte en un real acompañamiento para Fierro al compartir su vida. Es un hombre de moralidad ambigua sin embargo sabe reconocer la amistad y valora al otro.

EL MORENO

Este personaje, que entre en el poema ya en su parte final aporta cierta nota de misterio en un momento del poema que ya parece haberse dicho todo.
Su propia irrupción en escena, debe considerarse como una pieza entera, cerrada, que se ensambla en el poema con doble finalidad: la reparación que el Moreno viene a exigir del asesino de su hermano y la necesidad de que Martín Fierro demuestre sus mentadas facultades en el arte más difícil.

VIZCACHA


Es la contrapartida de Fierro; sus consejos reflejan un espíritu escéptico, hipócrita e interesado. Fierro frente al atropello de su libertad se rebela y lucha abiertamente. El viejo Vizcacha quiere quedar bien con dios y con el diablo, su vida es un continuo buscar "palenque ande rascarse".
El viejo Vizcacha, representaba a un vago, borracho, que le enseñaba a robar, que había matado a su mujer por haberle dado un mate frío, representaba el peor lado de la sociedad. En cambio, Fierro, representaba al hombre que reflejaba el hogar, el trabajo, la familia, y si se hizo “matrero” fue por necesidad

1 comentario:

Anónimo dijo...

Profe...!!!!!!!!
Gracias!!!
je...que divina!! solo por noss!!
Gracias!!! de verdad!!!
y...Sam no le habia puesto 1 comentario antes...al final...
pero...ahora si!!! jeje!!!
la re queremos...y todo 3º2 del liceo Nº3!!!
Besos...
La re queremos!!!
Anto, Paau y Sam*
Sara premazzi*
Antonella Martínez*
Paula Vera*
Je... por las dudas...!!! xD
Chauchis!!! nos vemos jeje!!